Quedarse dormido sin querer en el sofá no es difícil. Tanto si te quedas dormido mientras ves la televisión como si te sientas a descansar los ojos un momento y te despiertas dos horas después, el sofá te parece el lugar más cómodo del mundo, y cualquier manta que tengas encima es perfecta.
Sin embargo, cuando oficialmente duermes en el sofá por la noche, la historia es completamente diferente. El mismo sofá que antes te parecía celestial ahora se siente duro y abultado, y de repente es demasiado corto. No importa cómo te coloques, no puedes ponerte cómodo. ¿Y esa manta que antes te mantenía calentito? Ahora estás temblando debajo de ella.
Afortunadamente, hay algunas maneras de hacer que tu noche en el sofá sea al menos un poco más acogedora y soportable. Esto es lo que hay que saber.
Cómo dormir cómodamente en un sofá durante la noche
Un sofá nunca será una cama (a menos que sea extraíble, pero no es de eso de lo que estamos hablando aquí), y es importante abordar tu noche en el sofá con esa mentalidad y expectativas realistas, especialmente si eres alto. Dicho esto, he aquí algunas maneras de hacer que tu noche sea un poco más fácil:
Quita los cojines del respaldo
Aumente la superficie para dormir quitando todos los cojines o almohadas, aparte de los cojines del asiento que funcionarán como la parte del «colchón» de su sofá-cama durante la noche. Quitar los cojines del respaldo es lo que más cambia, ya que te proporciona un espacio más amplio y más espacio para estirarte.
Utiliza sábanas para hacer tu «cama
Puede parecer un paso inútil, pero usar sábanas para hacer el sofá como si fuera una cama realmente ayuda. No importa el tamaño de las sábanas: todas van a ser demasiado grandes y tendrán que estar recogidas.
La sábana inferior puede ayudar a que los cojines separados se sientan como una sola superficie, y mantiene los cojines juntos, de modo que no se desprende uno accidentalmente en medio de la noche, desmontando la cama. Además, por muy suave que sea la tapicería del sofá, es probable que las sábanas sean más suaves.
Opta por una almohada de verdad
En lugar de apoyar la cabeza en una colección de almohadas pequeñas y abultadas, utiliza el tipo de almohada que utilizarías si estuvieras durmiendo en una cama normal (si es posible). Y sí: ponle una funda de almohada (ya tendrás la sábana puesta).
Remata con capas de mantas
Tanto si el sofá está en el salón, en el estudio, en el despacho o en el sótano, lo más probable es que no esté en una habitación diseñada para dormir, por lo que la situación de calefacción/refrigeración puede no ser la ideal. Puede que empieces la noche helado y te levantes sudando, o viceversa.
Lo mejor es tener unas cuantas mantas y ponerlas en capas según sea necesario, empezando por la sábana superior. Pero incluso si hace mucho calor y sólo necesitas la sábana para empezar la noche, ten al menos otra manta a mano, por si te enfrías durante la noche.
Prueba diferentes posiciones
Incluso si sueles dormir de espaldas, de lado o boca abajo, es posible que tengas que probar algunas posiciones diferentes para acomodarte durante una noche en el sofá. Lo ideal sería que el sofá fuera lo suficientemente largo como para permitirte estirarte y dormir boca arriba. Por desgracia, no siempre es así, y es posible que tengas que acurrucarte en posición fetal.
Fuente: https://lifehacker.com/
