Todo surgió como una prueba. Crear múltiples sitios, con contenido diverso (turismo, finanzas, economía, salud) y poner publicidad en ellos, de la red de Google, para poder ganar dinero. Pero con una diferencia: no habría ningún humano escribiendo textos. Todo lo haría la inteligencia artificial de ChatGPT, un sistema de chat basado en un modelo conversacional gestionado por Inteligencia Artificial, y desarrollado por la empresa OpenAI (en la que Microsoft acaba de anunciar una nueva inversión por 10.000 millones de dólares).